Descubrimiento: Clyde Tombaugh el 18 de febrero de 1930
Diámetro: 2.376,6 km
Circunferencia: 7.232 km
Masa: 0.0021 Tierras
Densidad: 1,88 g/cm³ (La Tierra 5,51 g/cm³)
Composición: Nitrógeno 90 %, Metano 10%
Temperatura: -229 °C
Distancia del Sol: 39,48 UA*
Duración orbital (año): 248 años terrestres.
Periodo de rotación (duración del día): 6,4 días terrestres.
Satélites: 5
*UA= Unidad Astronómica (la distancia de la Tierra al Sol 149.597.870 km.)
A primera vista, Plutón tiene la apariencia de la paleta de un pintor, pero de brocha gorda. Parece que han limpiado en su superficie los pinceles después de usarlos, o incluso que han vaciado algún cubo de pintura desparramando colores por todas partes. Claro que, eso de los colores, en esto de la astronomía, es muy relativo, pues nunca estás seguro de si te venden una fotografía con colores naturales o falsos, por aquello de resaltar ciertos detalles. Sea como sea, Plutón, desde que recibió la visita de la sonda New Horizon el 14 de julio de 2015, se ha rebelado como uno de los planetas (enano o no) más interesantes del sistema solar.

Plutón y Caronte junto a la Tierra y la Luna para comparar sus tamaños
Desde entonces, nueve años después de su degradación, son muchos los que vienen pidiendo que le sea devuelta su categoría de planeta, y los que se preguntan por qué se tomó tan absurda decisión. La aproximación de la New Horizon a tan solo 12.500 km de la superficie desveló por fin el aspecto de lo que se consideraba un pequeño planeta sombrío y triste, de forma irregular, quizás cubierto de hielo y poco más. Cuando la sonda comenzó a enviar datos y fotografías, todos quedaron sorprendidos.
Su forma es la de una circunferencia más o menos regular, como la de cualquier otro planeta. Su superficie es de lo más variada, con montañas, picos helados, grandes lechos de lo que un día pudieron ser lagos, y el glaciar más grande que se conoce en el sistema solar. Además, tiene atmósfera y su tamaño es algo mayor de lo que se creía. Solo lo de sombrío, debido a la lejanía del sol, sigue vigente, pero nada de triste, pues las fotos en alta resolución tienen a toda la comunidad de astrónomos entusiasmada con lo que, hasta ahora, les había sido imposible observar a través del telescopio.

NASA’s New Horizon. Image courtesy of NASA/Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory/Southwest Research Institute
Plutón es un planeta especial. Tanto da si es enano o no; los enanos también pueden ser especiales, y Plutón quizás sea el más especial de todos. Tiene atmósfera (quién lo iba a decir, ni la Luna que es más grande la tiene) la cual evita que el perfil del planeta no sea definido y uniforme, sino que crea un crepúsculo, esa capa degradada que va de más a menos hasta desaparecer, algo a lo que estamos a costumbrados a ver en las fotos de la Tierra desde algún satélite.
Tiene paisajes montañosos espectaculares; algunas montañas recuerdan a las de la Tierra, otras nos traen a la mente aquellas imágenes surrealistas de las películas de ciencia ficción de los años 50. Y si hay montañas hay valles y picos helados, y glaciares. Tiene enormes llanuras, como si hubieran sido mares o grandes lagos; de hecho, se cree que pudiera haber agua escondida en su interior, tal como se cree que puede haberla en Marte. Se habla incluso de un océano subterráneo y de que el hielo rojo no es otra cosa que materia orgánica. Todo ello ha levantado el entusiasmo de cuantos observan las fotos enviadas por el New Horizon, ya que, el planeta puede dar mucho juego. Una pena que quede tan lejos, y de que, enviar una nave que aterrice en su superficie para realizar investigaciones precisas no sea tarea fácil.
Pero Plutón no es especial por lo que se ha descubierto recientemente, (esto solo viene a hacerlo más especial todavía), Plutón lo era antes por lo que ya se sabía de él. Desde que se descubriera en 1978 Caronte, su satélite principal, se sabe que planeta y satélite no se comportan de la forma habitual que debieran hacerlo. Pongamos por ejemplo a la Tierra, que en su viaje de traslación es el eje en el que gira la Luna. Ésta siempre muestra la misma cara a la Tierra, pero la Tierra tiene su rotación independiente, y además se mantiene en su órbita siguiendo una línea alrededor del Sol, y como todos los planetas, tienen los dos movimientos, el de rotación y el de traslación (sin tener en cuenta otros como el de precesión). Todos menos Plutón, que tiene tres movimientos. Plutón forma, junto a Caronte, un sistema único, nunca visto, en el cual, los dos cuerpos orbitan sobre un eje imaginario, a la vez que se desplazan en su órbita alrededor del sol.
Las primeras explicaciones sobre este movimiento decían que venía a ser algo así como si los dos cuerpos giraran uno alrededor del otro sin que ninguno de ellos se pudiera considerar el planeta o el satélite, y aunque no es exaramente así, lo cierto es que a día de hoy son muchos astrónomos los que consideran que en vez de planeta y satélite son un planeta doble. Para explicarlo mejor, digamos que es como si ambos giraran alrededor de un mini sol. Plutón sería el más cercano y Caronte el más alejado. Pero por supuesto, el minisol no existe, solo hay un eje imaginario. Por lo tanto, Plutón y Caronte tienen tres movimientos, el de rotación, el de traslación alrededor del sol, y el de su propia traslación sobre ese eje imaginario, donde ambos se muestran siempre la misma cara en unas órbitas perfectamente sincronizadas. Y ese periodo de rotación y traslación propia, dura 6,4 días terrestres.
¿Y qué hay de su órbita alrededor del Sol? El lejano Sol que en estos extremos tan apartados nunca calienta, cuya luz solo llega como el tenue reflejo que nuestra Luna nos envía por la noche. Una órbita que recorre completamente cada 247 años y más de 249 días terrestres. Y es normal, por tanto, que durante ese periodo tan extenso, a nuestro enano le dé por hacer travesuras, que en algo ha de entretenerse. ¿Y qué hace este travieso planetilla? Algo tan peligroso como meterse entre las órbitas de Urano y Neptuno. Luego vuelve a salir y a alejarse a los confines del oscuro cinturón de Kuiper. Una órbita excéntrica como ninguna otra- Pero hay más. Porque esta órbita, es también la más inclinada con diferencia.
Si pudiéramos observar el sistema solar de perfil, poniendo como referencia la órbita de la tierra, cuya inclinación sería 0,00 grados, es decir, completamente plana, podríamos comprobar cómo los demás planetas las tienen ligeramente inclinadas (siempre con respecto a la de la Tierra, que no tiene por qué ser la correcta), todas varían entre 0,77 (Urano) y 7,00 (Mercurio). Pues bien, la de Plutón es de nada menos que 17,15 grados. Quizá esto sea lo que más haya ayudado a descatalogarlo de la lista de planetas, pues esta excentricidad e inclinación tan desmesuradas son más propias de cometas y asteroides. Sin embargo, Plutón no es el único planeta “raro” del sistema solar. Otros cuerpos, también catalogados como planetas enanos, descubiertos recientemente en el cinturón de Kuiper y mucho más lejanos, como Eris, Makemake, Sedna o Haumea, tienen igualmente órbitas excéntricas e inclinadas que se cruzan entre sí.
El sistema solar es mucho más extenso y “complicado” de lo que nos pensábamos. Miles, millones de cuerpos celestes orbitan más allá de Neptuno y no se está seguro dónde está el límite, y quizá por eso los astrónomos quisieron meterlos a todos en el mismo “catálogo”, que va aumentando día a día. A Plutón le tocó formar parte de ese catálogo de categoría inferior, por hacer travesuras y alejarse de cuando en cuando hasta el reino oscuro.